Carmina es una chica muy trabajadora y ahorrativa que ya contaba con un buen dinero cuando vino a verme por primera vez.

Lo hizo a través de un compañero del banco que, debido a otros compromisos previos, no podía atenderla como es debido.

Ella ya tenía bastante patrimonio e incluso estaba también trabajando con el departamento de banca privada de otra entidad de cuyo nombre, como buen manchego, no quiero acordarme.

Una vez analizada la situación, y viendo que el dinero que me confiaba no lo iba a necesitar durante un buen tiempo, convenimos invertirlo en cuatro fondos distintos. Dos un poco más agresivos y dos más tranquilos.

De todas formas, para reducir aún más el riesgo, decidimos entrar poco a poco en el mercado, mitigando así el riesgo de equivocarnos a la hora de elegir el momento para invertir. Todo esto ocurría a mitad de junio de 2015.

Dos meses más tarde, el 25 de agosto, ocurrió la crisis del mercado bursátil chino y los mercados se hundieron inexorablemente.

Recuerdo ese 25 de agosto. Yo estaba de vacaciones en Manzanares cuando me percaté de la noticia. Le pedí a mi madre que se ocupara de mis hijos y me dediqué a llamar a todos los clientes que tenían exposición a Renta Variable. Era el momento de hacer una aportación adicional para aprovechar los precios más bajos.

Entre los clientes a los que llamé estaba Carmina, pero la alcancé de vacaciones y prefirió no hacer ningún movimiento y ver qué pasaba.

A los pocos meses, en enero de 2016 volvió a haber otro descalabro de los mercados. Y volví a contactar con mis clientes. Esta vez también prefirió esperar. Estaba preocupada.

Finalmente el 24 de junio, en plena fiesta de Sant Juan, nos pilló el Brexit y otro desplome. Esta vez preparé una serie de emails para informar de la situación y llamé a los afectados. Carmina entre ellos.

Total, que hace unos días tuvimos una reunión para revisar sus posiciones y me destacó la pérdida que tenía en el fondo europeo en el que habíamos entrado hacía un año y algo.

La situación no era preocupante porque es un dinero que no necesita por el momento por lo que le dará tiempo a recuperarse para cuando lo necesite. Pero ya puestos aproveché para hacerle una reflexión.

El fondo que habíamos contratado había tenido un comportamiento similar al fondo equivalente que había contratado con la otra entidad de banca privada con la que también trabajaba. Ambos estaban aproximadamente un 12% más bajos que cuando los había contratado. Pero había algunas diferencias.

Gracias a haber entrado poco a poco, las pérdidas que tenía en el fondo de Mediolanum eran del 8% en lugar del 12%.

Además, de haber aportado en Agosto de 2015 las pérdidas bajarían al 7%. Al 6,5% si lo hubiera hecho en enero y al 5% si lo hubiera hecho en junio. ¡Y si hubiera aportado en las tres ocasiones, serían solo del  4%!

Y no es solo que las pérdidas sean menores, es que cuando los mercado remonten, acabaría ganando mucho más dinero. Lo que nos dice que el producto que contratemos es importante, pero tener alguien a tu lado lo es mucho más.

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