Oct 20, 2022 | 2021, 2022, Número 49, Siembra, Todos los números, Todos Los Números
Artículo original con el título ‘La verdad sobre las preferentes’, publicado en el número 410 de la revista ‘Siembra‘ en Octubre de 2016 en la sección ‘El rincón de los dineros’.
A nadie se le ocurre pensar que la aspirina sea un producto peligroso. ¡Con la de dolores de cabeza que nos ahorra y la tranquilidad con que la tomamos! Sin embargo, para una persona con problemas de coagulación, puede ser mortal de necesidad. Aunque solo se tome una.
O una miga de pan. ¿Alguien puede pensar en el peligro que conlleva una simple miga de pan? De ese pan blanco tan jugoso y tierno que tenemos en Manzanares. Pues evidentemente que no. A menos que seas celíaco. Y según el grado de celiaquía que tengas, también puede ser algo muy peligroso.
O al revés. Porque si te digo que tengo nitroglicerina en casa pensarás que estoy loco por tener una sustancia tan peligrosa en mi domicilio. A menos que tenga riesgo de sufrir un infarto de miocardio. En cuyo caso está indicado que, llegado el caso, disuelva una pastilla de nitroglicerina debajo de la lengua. Y precisamente eso es lo que me puede salvar la vida.
Al final resulta que los productos no se dividen entre peligrosos y no peligrosos, sino que se dividen entre adecuados y no adecuados para una persona en concreto y a una determinada dosis.
Como dice un amigo mío, farmacéutico, todo en esta vida es cuestión de dosis. Y pone un ejemplo muy claro. Si bebes quince litros de agua del tirón, lo más seguro es que no lo cuentes. Y es solo agua.
¿Y qué tiene esto que ver con la economía, los productos financieros, la banca, las preferentes, etc? Pues mucho. Muchísimo más de lo que parece a simple vista.
Porque hay productos que están demonizados a pesar de cumplir su labor y estar indicados bajo ciertas circunstancias. Por ejemplo las participaciones preferentes. Si se las mientas a alguien parece que estés hablando de un bocadillo de cicuta. Y no es eso. Porque es un producto que tiene sus ventajas cuando se utiliza correctamente.
Recuerdo un cliente que vino a verme porque quería comprar acciones de un gran banco. Pongamos el Santander, por ejemplo.
Mi cliente estaba seguro que esas acciones subirían y lo único que le molestaba era que no podía controlar el dividendo que iba a cobrar cada año. Eso no le gustaba nada. Él habría preferido saber de antemano cuanto sería.
Así que le dije. ¿Y por qué no compras unas preferentes del Santander? Es exactamente lo que necesitas. Y él me contestó que no. ¿Cómo iba a hacer eso? Si las preferentes son lo peor de lo peor.
Y como eso no era cierto, pasamos a revisar las características principales de éstas y a compararlas con la compra de acciones que él quería realizar.
Vencimiento
Y empezamos por la primera de todas. Las preferentes eran ‘eternas’ como había escuchado en algún medio. No tenían fecha de vencimiento por lo que cuando entrabas, tenías que esperar a encontrar un comprador para quitártelas de encima.
Claro que las acciones también. Si compras acciones de una empresa, sólo te las puedes quitar de encima liquidando la empresa o vendiéndolas a otros. La gran diferencia aquí es que las preferentes no cotizan en bolsa y entonces es más difícil encontrar quien te las compre. Sobre todo cuando hay preocupación y bajan.
Rentabilidad
Esa emisión de preferentes en concreto, tenía una rentabilidad asegurada del 7% siempre que la entidad tuviera beneficios. Al final, sin beneficio tampoco se suele repartir dividendo, y esto era exactamente lo que mi cliente quería. Cobrar dividendos si la empresa tenía beneficios y saber a cuanto iban a ascender.
Seguridad para el accionista (preferentista)
En caso de que la sociedad se hunda y haya que liquidarla, los accionistas se quedan con lo que sobre después de pagar a todos los acreedores. Pero dentro de los accionistas –y en este caso a los preferentistas se les considera como tales– los poseedores de preferente cobran antes que el resto de accionistas. Y por eso se llaman preferentes. Así que puede pasar que los accionistas no cobren nada tras la liquidación, pero los preferentistas si.
En resumen
Que si. Que las preferentes tienen muy mala fama. Que hay mucha gente que ha sufrido por su culpa. Pero que también tienen su misión y tienen sus ventajas. Si lo que tienes pensado es comprar renta variable –bolsa–, quizás te puedan ayudar.
El problema viene cuando tú no quieres renta variable sino que quieres tranquilidad absoluta y el director de tu banco se descuelga ofreciéndote un depósito ‘preferente’.
Oct 20, 2022 | 2022, Número 50, Sin categoría
Cualquiera que tenga dinero invertido en Renta Variable en este octubre (de la Renta Fija hablamos aquí) ha podido comprobar, a lo largo de todo lo que llevamos de año, como sus inversiones han ido perdiendo valor de una manera inexorable. En realidad, las bajadas se empezaron a producir a finales de 2021. El máximo del índice S&P se dio el 29 de diciembre. Lo que no deja de ser una inocentada para aquel que entró en mercado en ese día.
A la hora de escribir estas líneas, octubre de 2022, el índice ha llegado a estar casi un 30% por debajo de su máximo de diciembre.
Pero no es solo que pase solo en USA. Está claro que todos lo hemos notado en Europa (el EuroSTOXX 50 se ha dejado un 20%) y lo han notado mucho en Asia, con el índice Han Seng (que está un 30% por debajo también).

Source: Financial Times
En España tampoco estamos para tirar cohetes. El Ibex 35 ha pasado desde los 9.130 puntos de primeros de noviembre del año pasado a 7.611 el pasado 18 de octubre. Una caída de un 16% en menos de un año.
Y si a estos datos le añadimos las noticias que cada día nos llegan hablando de guerra, de escasez y de inflación, pues es normal que los inversores vayan perdiendo poco a poco la esperanza. Es algo que es conocido y está descrito. No es nuevo de esta crisis, si no que nos ha pasado en todas.

Source: esBolsa.com
La pregunta del millón aquí es ¿Dónde nos encontramos dentro del ciclo económico? La respuesta rápida, clara y concisa a esta pregunta es: No lo sabemos. No lo sabe nadie.
Pero esta respuesta admite matices. Y de la misma manera que un médico no te dirá́ nunca el día y la hora a la que te curarás, no es menos cierto que, conociendo la historia de otros pacientes como tú, puede llegar a una aproximación razonable, fundamentada en la experiencia de otros enfermos, del tiempo que te costará a ti recuperarte.
Y de la misma manera que cada cuerpo es distinto y necesita un tiempo de recuperación, cada crisis lo es también dado que distintas son las causas y las reacciones de la economía ante esa crisis. Pero conocer el pasado, nos puede ayudar tranquilizarnos al darnos cuenta que, como reza el dicho, «en peores plazas hemos toreao».
Así que vamos a hacer un repaso de lo que pasó en las últimas crisis importantes. No nimiedades como el Covid, que sabíamos que tenía una causa concreta y que nos recuperaríamos al desaparecer la causa (como efectivamente fue). Sino crisis profundas, de calado. De esas que tienen distintas casusas y parecen llevarnos a un cambio profundo en nuesta economía.
Vamos a ver cómo se comportaron los mercados (me centraré en el índice S&P500) durante y después de las dos principales crisis acaecidas en el siglo XXI. La de las puntocom de inicios de siglo y la crisis financiera que explotó tras la quiebra de Lehman Brothers.
Ojo cuando comparemos los datos, estaremos comparando con la situación si hubiésemos invertido todo nuestro dinero en el pico más alto, cuando las acciones están más caras. Espero que estéis escalonando vuestras inversiones para evitar ese problema, como hago yo con mis clientes.
Pero vamos al lío.
Crisis de las puntocom
Veamos primero lo que pasó durante los primeros dos años desde que si inició la caída.

Source: finance.yahoo.com
La caída durante aquellos dos años llegó a ser superior al 40%. Desde los 1.520 puntos hasta caer por debajo de los 900. ¿Pero qué paso durante los siguientes dos años?

Source: finance.yahoo.com
Pues que nos encontramos con una subida del 15%. Que no recupera el nivel inicial, a menos que hayamos seguido comprando durante ese periodo (mis clientes ya saben de qué les hablo), pero que ya empieza a dar alegrías.
Sí no habíamos invertido el pico y, sobre todo, si hemos seguido aportando durante la caída, es muy posible que a estas alturas estemos, no solo en positivo, sino con buenas rentabilidades.
Crisis de financiera
De nuevo, empezamos por ver la evolución dos años después de iniciarse la caída

Fuente: finance.yahoo.com
Al cabo de dos años, la caída era del 31%, pero es que al cabo de año y medio de inciarse los descensos, habían llegado a ser de más del 50%. En marzo de 2009 sí que parecía que el mundo se acababa. Pero… ¿Y qué pasó dos años después?

Source: finance.yahoo.com
Pues que, de nuevo, comenzábamos a remontar y a obtener beneficios. Y de nuevo, los que en mejor posición estaban fueron los que siguieron comprando a lo largo de la crisis.
Conclusiones
¿Qué podemos concluir analizando lo que nos cuenta la historia? Pues podemos sacar tres conclusiones que me parecen muy importantes.
La primera es que las emociones nos pueden jugar malas pasadas y qué, si tomamos decisiones de inversión a la luz del telediario, lo más probable es que acabemos perdiendo dinero. Cuando no mucho dinero.
La segunda es que siempre hemos, en la medida de lo posible, evitar entrar de golpe en el mercado para eliminar el riesgo de ser aquel que compró el día antes de la caída. No porque el mercado no se vaya a recuperar, que a la larga se recuperará, sino porque tardará mucho más tiempo en ver sus números en positivo. Dicho de otro modo, no hemos de diversificar solo entre productos y títulos, sino también hemos de diversificar la temporalidad.
La tercera y última es que dado que sabemos que los mercados suben y bajan hemos de ser conscientes que eso quiere decir que bajan y suben. Yo ahí lo dejo.
Si el link a este post os ha llegado a través del email de Noticias y Mercados, habréis recibido una invitación para la sesión virtual que mantendremos antes de que acabe el mes y en la que aprovecharemos para analizar otra crisis muy importante y desde mi punto de vista más parecida a ésta que ahora vivimos. La crisis del 73.