Pues eso que cuando llega el fin de año toca hablar de planes de pensiones. Y eso es lo que hace este artículo publicado en Expansión. En él, de todas formas, hay cosas que me gustan y cosas que no.
El ahorro que conquista a los españoles
Me gusta que nos hable de la importancia de comenzar a ahorrar lo antes posible. Y lo antes posible, según recomendación del Banco de España, no son los cuarenta son los treinta. Y en mi opinión es mejor empezar a los veinte.
Me gusta que destaque algo que veo muy a menudo. Que cuando hablas de jubilación, lo primero que viene a la cabeza es un plan de pensiones. Incluso hay quien cree que es el único producto existente.
Finalmente me gusta mucho que comience reconociendo que esto último es debido no solo al trato fiscal que tienen, sino también a la política comercial de las entidades.
Por eso es un tema que se trata solo en diciembre. Porque muchas veces te ‘enchufan’ un plan de pensiones en base a lo que quieras desgravar. Y no para solucionar tu jubilación.
Y a partir de ahí, pues hay alguna otra cosa que me gusta menos.
Como cuando nos aconseja que a la hora de seleccionar un plan de pensiones seleccionemos una entidad que sea solvente. ¿Para qué si el dinero de nuestro plan de pensiones no está depositado en la entidad, sino invertido en productos financieros?
Recuerdo el caso de una cliente, que tiene un plan de pensiones en una de las primeras institu-ciones del país y cuando analizamos el fondo, vimos que más del 90% del mismo estaba invertido en un bono de una comunidad autó-noma concreta. Comunidad contra la que no tengo nada, pero no parece que invertir en un único bono sea un alarde de diversificación.
Y me gusta mucho menos que la rentabilidad media de un producto que, por definición, es a tan largo plazo esté en niveles tan irrisorios. Niveles que siguen en línea con los resultados del estudio que comentamos aquí mismo a principios de este año.
Una de las conclusiones del estudio era que los planes de pensiones deberían invertir de otra manera para conseguir una mayor rentabilidad.
Pensemos que si hay un producto que vamos a tener a largo plazo, ese es el plan de pensiones y las diferencias pueden ser más que notables.
La diferencia entre ahorrar a un 2,37% o hacerlo a un 5%, con tanto tiempo por delante, es ingente. Y si no, ved el ejemplo.
Una persona joven (20 años), ahorrando 100€ mensuales, puede llegar a los 70 años con un capital de 112.000€ si consigue un rendimiento del 2,37%. Con los mismos 100€ y un rendimiento del 5% obtendría 530.000€ . ¡Cinco veces más y con el mismo esfuerzo!
La diferencia es complementar la pensión con 600€ al mes o con casi 3.000€. Vamos, que no hacer las cosas bien puede llegar a costar un dineral, sobre todo con el efecto tiempo.
Y ahora no corráis a ver la rentabilidad de vuestro plan de pensiones el año pasado. Este partido se juega a largo plazo y en estos tiempos las rentabilidades en algunos productos están bastante hinchadas y no se ajustan a la realidad. Y esos darán sorpresas desagradables.