Cayó en mis manos casi por casualidad este artículo de Lorenzo B. de Quirós publicado en El Mundo del 11 de mayo.

En el artículo se intenta arrojar algo de luz sobre la situación del mercado de trabajo por dos razones. 

La primera es que la evolución observada de la tasa de paro no se corresponde con la que debería esperar de acuerdo al crecimiento del PIB. 

La segunda es que –en parte consecuencia de la anterior– los analistas no parecen ponerse de acuerdo sobre si el paro está bajando o subiendo y si esa tendencia se mantendrá.

Antes de seguir adelante, es importante tener en cuenta que desde la restauración de la democracia, la tasa de paro ha sido en España, no sólo superior a la de los países de su entorno,  sino también a la de aquellos con una tasa de actividad económica inferior.

Es decir, en igualdad de condiciones de actividad de la economía, en España había más paro que en otros países.

Lo que tiene a los economistas enfrentados –desgraciadamente muchas veces más por motivos ideológicos que técnicos–  es la constatación de un crecimiento del empleo sin un crecimiento claro y sostenido del PIB.

Cómo la economía no está creciendo, los economistas no se creen que el paro pueda estar bajando y entonces buscan otras razones. Descenso de la población activa, retorno de inmigrantes a sus países de origen, etc.

Lo que el autor del artículo defiende es que en realidad España ha empezado a crear empleo a tasas de actividad a las que antes no hacía más que destruirlo.

Es decir, no hay que buscar fantasmas. Tan solo ocurre que las razones de carácter estructural que limitaban la creación de empleo se han erradicado, o como mínimo mitigado.

En su opinión, ese cambio estructural se debe a la reforma laboral de 2012 que habría conseguido reducir el umbral de actividad necesario para crear empleo con todo lo que ello tiene de esperanzador.

Esperanzador porque supondría por un lado que la recuperación del empleo se produciría antes de lo que indican los modelos con los que se ha estado trabajando hasta ahora. 

Esperanzador porque implicaría que la tasa de paro una vez recuperados será incluso menor que la que había antes de la crisis.

Y esperanzador porque evitaría que en caso de  caer de nuevo en una crisis como la actual, cosa que pasará con seguridad tarde o temprano, la tasa de desempleo vuelva a niveles como los que hemos visto en los últimos años.

Lamentablemente aún no podemos afirmar que sea así. No podemos olvidar que también hay datos que generan controversia como la vuelta real de inmigrantes a sus países de origen.

Dentro de un tiempo veremos si la tendencia se confirma y tiene razón o no. Aunque si no la tiene, quizás sería razonable exigir una reforma que nos igualara a otros países de nuestro entorno y  consiguiera, ésta sí, los efectos que hemos visto.

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