Yo era muy pequeño, pero recuerdo que los telediarios de los años 70 tenían dos noticias recurrentes. Los atentados de ETA y las reuniones de la OPEP.

A Dios gracias, las primeras son historia desde hace ya bastantes años. Pero por lo que respecta a las segundas, la OPEP vuelve a estar de actualidad aunque por razones contrarias.

En este caso no se trata de un petróleo que nos complica la vida por sus altos precios, sino de un petróleo que nos la complica por sus precios bajos. Y eso no parece un razonamiento muy coherente. ¿Verdad?

Lo lógico sería que una reducción del precio del petróleo ayudara, y mucho, a nuestra economía.

Pero no. Y la razón la tenemos que buscar en este caso en dos aspectos relacionados con la deflación. El primero es su efecto sobre el ciclo económico y las expectativas. El segundo está relacionado con el nivel de deuda.

Ciclo Económico

Ya lo habíamos comentado en números anteriores de NyM. Cuando los precios caen y pensamos que las cosas van a costar cada vez menos, la tendencia es a posponer las decisiones de compra. Para que vas a comprar un coche hoy si mañana será más barato? Eso hace que la economía entre en una espiral de estancamiento económico y paro del que es muy difícil salir. Y por eso da tanto miedo la deflación.

Nivel de deuda

El segundo factor que influye es que si nosotros debemos un dinero y los precios bajan, es como si cada vez debiera más dinero. Si yo debo mil euros y el alquiler de mi piso es de quinientos, pues mi deuda son dos alquileres. Si bajan los precios y mi alquiler pasa a ser de 250€, entonces debo cuatro alquileres. Si por el camino mi sueldo ha bajado proporcionalmente por las cláusulas de revisión, pues se entiende que la situación puede ser dramática. Yo sigo debiendo los mil euros, pero gano mucho menos.

Así que podemos concluir que una bajada del precio del petróleo es buenísima para la economía –pues ayuda de manera decidida a tener crecimiento sin subidas de precios– pero tiene sus peligros cuando casi no hay inflación y el nivel de deuda es alto.

El año pasado por estas fechas escribía que no tenía claras las razones de la bajada del precio del petróleo. Ahora, como mínimo, apostaría por alguno de los factores que ya apuntábamos.

La llegada del fracking y de las energías alternativas habrían forzado a los países del golfo a incrementar su producción con el objetivo de bajar los precios para expulsar a estos recién llegados del mercado de la energía. Y lo están consiguiendo.

¿Y por qué me desvío de los efectos hacia las causas? Pues porque éstas nos darán la clave para entender cuanto tiempo durará esta situación de precios bajos.

Y para comprender que las futuras subidas de precio estarán condicionadas a lo duro que haya sido el golpe para los productores alternativos. Es decir, dependerá del nivel de precios al que se haya de llegar para que las ganancias les  compensen el riesgo de ser expulsados nuevamente del mercado.

Por ahí debería andar el precio de equilibrio del petróleo en el futuro.

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