Artículo original con el título ‘El valor de la inflación y II, publicado en la sección ‘El rincón de los dineros’, del número 403 de la revista ‘Siembra‘ .

Acabábamos el número del mes pasado dando una pincelada sobre la manera en que la inflación afecta a nuestros bolsillos.

Decíamos en ese momento que según lo que hagamos con nuestros ahorros, podemos acabar perdiendo dinero cada año de manera inexorable. Hay quien pudo pensar que exageraba y que tampoco era para tanto. Pero resulta que si que hay para tanto.

En el cuadro adjunto podéis ver lo que habría pasado con 10.000€ que hubiéramos cogido en el año 1.995 y los hubiéramos guardado dentro del colchón. Nos muestra la capacidad de compra que ha tenido ese dinero según iba pasando el tiempo.Efecto de la inflación desde 1995

A día de hoy habríamos perdido casi la mitad de nuestro dinero. Y eso teniendo en cuenta la inflación especialmente baja de los últimos años.

Visto así, pues parece que la inflación es mala. Malísima de remate. Y no se entiende que en las noticias oigamos que hay riesgo de deflación –lo contrario a la inflación– cuando acabamos de ver que eso sería maravilloso para nuestros dineros. ¿Por qué hablan entonces de riesgo? ¿Dónde está el problema?

Pues porque para nuestros ahorros si que es ‘buena’ la deflación pero es ‘mala’, ‘muy mala’, cuando lo que tenemos son deudas, pues el valor de esas deudas es cada vez mayor.

Y aunque parezca que los únicos que se tienen que preocupar son los hipotecados ó los que han pedido un préstamo para comprarse un coche, pues no. Lamentándolo mucho tengo que deciros que nos tenemos que preocupar todos y cada uno de nosotros. Aunque de manera ilusa creamos que no le debemos dinero a nadie.

Resulta que cuando oímos hablar del endeudamiento del Estado nos parece que sea una cosa ajena a nosotros. Cosas del gobierno, decimos. Pero no. El Estado no es el gobierno. El Estado somos nosotros y esa deuda asciende a más de 50.000€ por hogar.

Es decir, todos y cada uno de los hogares españoles deben ese dinero –aunque no hayan pedido un duro al banco– a quien nos lo ha prestado para, por ejemplo, construir hospitales, carreteras y kilómetros de Ave. Y ese dinero lo tenemos que devolver.

Lo que me lleva a una conclusión adicional. No solo es peligroso tener esta deuda si de pronto empiezan a bajar los precios como en la situación actual. Además, tenemos que ser conscientes que cuando los políticos dicen que harán tal o cual cosa emitiendo deuda, lo que harán es que cada una de las familias españolas deba más de esos 50.000€ y yo no tengo claro que eso sea muy prudente.

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