Artículo aparecido en ‘El Economista’ y que ya merece la pena tan solo por el gráfico que contienen la evolución ocurrida en el número de trabajadores, desempleados y pensionistas a lo largo de los últimos años.
Bueno por ese gráfico y porque dentro del artículo, el Instituto de Estudios Económicos, realiza una estimación que me parece muy acertada sobre la evolución de las pensiones de la seguridad social y como influye el número de trabajadores en activo por cada pensionista.
Muchos de vosotros habréis visto la hoja de cálculo que uso para estimar las pensiones el día de mañana –y los que no la hayáis visto aún deberíais hacerlo– y los resultados son muy parecidos. Con las pensiones en una situación de semi congelación al que se llega aplicando el crecimiento del 0,25% de la última reforma.
Hay, no obstante, otro tema que merece la pena comentar. Se habla mucho del Fondo de Reserva de las pensiones. A veces incluso parece que éstas no puedan sobrevivir sin aquel. Y no es así.
En realidad la existencia del fondo es bastante nueva. Se creó durante el último gobierno de Aznar, con parte del superávit que el sistema tenía en aquellos años.
Pero su objetivo no es pagar las pensiones, sino servir como fondo de emergencia para situaciones en las que –como la crisis actual– no haya suficientes ingresos por falta de cotizaciones como para cubrir los pagos de cada mes.
Pero una vez que llegamos a la conclusión que la bajada en el fondo de reserva de las pensiones en un momento de crisis no es tan preocupante –pues se creó precisamente para ello– nos tenemos que preguntar si esta situación se va a revertir cuando se acabe la crisis actual. Y ahí la cosa se pone mucho más cruda.
No parece que el crecimiento en el número de cotizantes (trabajadores) –que creció enormemente entre los años 1993 y 2008 debido a la entrada en el mercado laboral de la generación del baby boom y de la inmigración– vaya a repetir un crecimiento similar en el futuro.
Mientras tanto el número de ‘cobradores’ si que crece. Y lo hace de una manera inexorablemente acelerada. Y más que lo hará cuando ese mismo baby boom llegue a la edad de jubilación.
Las cuentas son más complejas, pero haciendo un ejercicio de tremenda simplificación podríamos decir que si los trabajadores por cuenta ajena cotizan alrededor del 40% de su sueldo y hay dos trabajadores por cada pensionista, pues dos trabajadores aportan el 80% de un sueldo.
Vale. No es dramático. Es sostenible. Pero deja de serlo si sube el número de pensionistas o baja el de cotizantes. ¿Y si acabamos con un cobrador por cada pagador? Pues al cotizante le subimos las cotizaciones al doble, o el pensionista cobra la mitad. Hagan sus apuestas y preparense para aterrizar en la realidad.