Estrategias de inversión: Deuda Corporativa Emergente

Encuentro en cinco días este artículo en el cual, la experta en renta fija de la Unión Bancaire Privée, aconseja la compra de renta fija emergente por ser el activo con con más sentido en la actualidad. Pero a mí no me parece adecuado invertir mi dinero si como estrategias de inversión buscamos el producto con más sentido, así, «en genérico».

Quiero decir que la primera pregunta que obviamente me viene a mí a la mente es: ¿Éste es el activo con más sentido para quién en concreto? O de otra forma. ¿Es el activo con más sentido, pero para qué exactamente?

Porque si el dinero que voy a invertir en deuda corporativa emergente es ese dinero que tengo ahorrado para las vacaciones de este año en la Toscana, cuando ya hemos pasado la Semana Santa y casi puedo rozar con las yemas de los dedos la copa de Cianti con la que contemplaré las puestas de sol, pues quizás sea un mal activo. Muy malo, en realidad.

Ese dinero no puedo invertirlo en deuda corportativa emergente porque corro el riesgo de pasar las vacaciones tomando vino manchego –muy rico, por cierto– en la terraza de mi apartamento si ocurre cualquiera de los riesgos que detallamos más adelante en este mismo post.

Ahorrar para las vacaciones

Siguiendo el razonamiento, si mi intención es utilizar la deuda corporativa emergente para guardar mis ahorros de cara a esa jubilación que algún día llegará –muy probablemente no antes de cumplir los setenta o setenta y cinco años– pues ya puede empezar a tener algo más de sentido. Aunque también podríamos encontrar, en mi opinión, activos mejores para ese objetivo.

¿Qué es en realidad la deuda corporativa emergente?

Para aquellos que no estéis familiarizados con la materia, la deuda corporativa emergente son instrumentos de deuda que emiten las empresas de los países emergentes. Aunque dicho así, quizás no resuelvo demasiadas dudas. Digamos que sería como comprar Letras o Bonos del Estado, pero con una serie de características que la hacen más arriesgada. Y también más rentable a priori.

No es misión de este post entrar de manera exahustiva en el funcionamiento de la deuda, pero grosso modo podemos decir que cuando compramos Letras del Tesoro o Bonos del Estado, estamos prestando nuestro dinero al Estado. A cambio, éste se compromete normalemente –en el caso de los bonos– a pagarnos periódicamente un interés –llamado cupón– y a devolvernos nuestro dinero al vencimiento. Cuando compramos Letras, en cambio, no hay cupones periódicos y el interés –beneficio– que obtendremos viene determinado porque las Letras las compramos a un precio que es generalmente inferior la dinero que nos devolverá el Estado al vencimiento.

Pues bien, cuando compramos deuda corportariva emergente, estamos añadiendo riesgo a nuestra inversión –frente al equivalente de deuda pública europea–por tres vías distintas:

  1. Es deuda corportariva, lo que quiere decirque en lugar de prestarle el dinero a un Estado (deuda pública), se lo estamos prestando a una empresa. Sería como si en lugar de comprar Bonos del Estado, comprásemos bonos de Telefónica o del Santander.
  2. Es deuda emergente, lo que quiere decir que en lugar de prestarle el dinero a una empresa de un país desarrollado, como podría ser Apple, se lo estamos prestando a una empresa de un país emergente como podría ser Petrobras, la petrolera de Brasil.
  3. Suele ser deuda en divisas distintas del Euro, lo que quiere decir que el valor que obtendremos al final dependerá no solo del interés que nos paguen, sino también de la cotización de esa divisa con respecto al euro en el momento del vencimiento. Si el activo de deuda que estamos comprando está denominado en Euros, pues este factor no aplicaría.

Tres cosas que no haremos al invertir en los mercados de valores

Y una vez que sabemos en que consiste la deuda pública emergente, vamos a dar alguna pincelada sobre qué tres cosas no hemos de hacer cuando usamos verdaderas estrategias de inversión para entrar en los mercados de valores.

Invertir sin un objetivo claroEstrategias de inversión: Objetivo de la inversión

Y es que, aunque nuestro cuñado o la señora Jesiolowsky se empeñen, no existe una cosa denominada mejor activo, o activo con más sentido. Decir que estamos ante el activo con más sentido, así sin más, es como decir que el tratamiento con Dalsy es el tratamiento con más sentido. Y por mucho agradecimiento que sintamos los padres hacia él, –sólo los los que tenéis descendencia podréis llegar a comprender el verdadero alcance de mis palabras– lo cierto es que es un tratamiento que tiene sentido ante ciertas dolencias, pero que es inútil o incluso contraproducentes en otras.

Así que lo que tenemos que tener claro es que: invertir en un activo sin saber que objetivo queremos alcanzar con él y sin habernos asegurado de que es el instrumento adecuado para ese objetivo NO es la manera adecuada para invertir en los mercados de valores.

Nuestras estrategias de inversión nos conducen a que antes de seleccionar el instrumento, tenemos que tener claro el objetivo de ese dinero.

Incoherencia entre plazo del activo y horizonte temporal

Estrategias de inversión: Plazo y Horizonte TemporalVolvamos a mis vacaciones en la Toscana. Que largos se van a hacer estos apenas tres meses que faltan. Pero si tengo claro que mi objetivo para ese dinero son esas vacaciones, buscaré poner el dinero en instrumentos a tres meses: una cuenta corriente, un depósito, una Letra del Tesoro, un fondo monetario, etc. No quiero arriesgarme a que haya un vuelco en el mercado en este tiempo y yo me quede sin poder hacer mis vacaciones.

Si por el contrario mi objetivo es comprarme una casita en la montaña dentro de quince años, pues ahorrar en Letras del Tesoro tiene poco sentido, pues por el camino me estaré dejando una rentabilidad que podría ser crucial para que de verdad me pueda llegar  a comprar la casa.

Las buenas estrategias de inversión nos conducen a que el plazo del activo que seleccionemos ha de ser coherente con el horizonte temporal del objetivo que habíamos definido en el apartado anterior.

Jugar todo a una sola cartaEstrategias de inversión: No jueges a una sola carta

Y por último hablaremos de diversificación, que si bien es importante tenerla siempre, se vuelve imprescindible conforme más alejado en el tiempo esté nuestro horizonte temporal. De la misma manera, la diversificación se vuelve más y más necesaria –recordemos que necesaria es siempre– cuanto mayor es el riesgo de la inversión a la que nos enfrentamos.

Si vamos a invertir en deuda corportativa emergente y ya hemos comprobado que se adecúa a nuestros objetivos y a nuestro horizonte temporal, lo mínimo que hemos de hacer es diversificar esa inversión en distintas empresas, de distintos países, con distintas monedas.

De esta manera si una empresa o un país o una moneda se hunden, nosotros no sufriremos tantas pérdidas. O siguiendo el formato de los anteriores puntos diríamos que las buenas estrategias de inversión nos conducen a que antes de seleccionar el instrumento, tenemos que tener claro el objetivo de ese dinero.

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