El descalabro sufrido por la rentabilidad de los depósitos a lo largo de los últimos meses –habiendo caído a tasas por debajo del 1% en la mayoría de los casos – ha hecho que hayan cobrado fuerza otros productos alternativos a los depósitos.
En este artículo de ‘Expansión del inversor’ se habla principalmente de fondos de inversión como alternativa a los depósitos bancarios.
Fondos de Renta Fija, Renta Variable y Mixtos, pero sobre todo habla del producto estrella de la banca comercial en los últimos meses. Los “fondos con objetivo de rentabilidad”, que están siendo utilizados para sustituir a los fondos garantizados. Y ello tiene su punto de preocupación.
Ya hemos comentado la situación de estos fondos en números anteriores de “Noticias y Mercados” y ahora lo veremos con mayor profundidad.
Tenemos que ser conscientes que más que hablar de productos financieros buenos o malos tendríamos que hablar de productos apropiados o no apropiados.
Por ejemplo, las denostadas Preferentes no son un mal producto si lo que querías comprar eran acciones y no quieres volatilidad. Las preferentes se comportan como acciones con un ‘dividendo’ fijo si hay beneficios. Y si la empresa quiebra, cobras antes que el resto de accionistas. Desde ese punto de vista no son malas. El problema viene si lo que tu necesitabas no eran acciones –que es lo que pasó en gran parte de los casos.
En ese sentido, los fondos con objetivo de rentabilidad no son malos en si. Son otro producto que viene a cubrir una necesidad concreta.
El problema viene cuando se quieren hacer pasar por lo que no son. Y la CNMV ya ha avisando en varias ocasiones de que se trata de productos complejos. La última en boca de su presidenta, Elvira Rodriguez a través de la revista Fundspeople.
No son el producto que deba sustituir de manera natural ni a los fondos garantizados ni a los depósitos bancarios.
Bueno, al menos no deben ser el sustituto sin una explicación exhaustiva de sus características y riesgos así como un análisis de la idoneidad de los mismos.
Porque recordemos que por un lado no están garantizados y por otro son lo bastante complejos como para requerir de asesoramiento profesional.
Otra cosa es que los adquiramos bien asesorados y porque son el producto que se adapta a nuestras necesidades. En ese caso, adelante. Pero vigilemos la diversificación.