La evolución de los mercados
Parece llegado el momento de reflexionar sobre la evolución que han tenido los mercados en los últimos años y como esperamos que se vayan a comportar en el futuro. Es decir, cual es la situación de los mercados en este momento y cuales son las claves para entender hacia donde se dirigen.
Un poco de historia
Recuerdo cuando comencé a editar Noticias y Mercados en diciembre del año 2013. En aquel momento, la situación económica era bastante menos que regular y el ambiente que se respiraba era de abatimiento y derrota.
Ya desde la primera página, del primer número, comencé a escribir haciendome eco de aquellas noticias que, en mi opinión, arrojaban un rayo de esperanza sobre la situación. Y eso a pesar que la respuesta que recibí entonces fue de incredulidad. Llevábamos demasiado tiempo envueltos en la crisis y no era fácil luchar contra aquellas dinámicas ya establecidas. Y más después del fiasco de los brotes verdes que veía la ministra Salgado.
Han pasado poco menos de cinco años desde aquellos inicios de Noticias y Mercados. Cinco años en los que la situación económica ha variado sustancialmente. Cinco años tras los cuales el ambiente que se respira no tiene nada que ver con aquel que había en aquel entonces.
La tasa de paro, sin ir más lejos ha descendido desde un 25,73% que reflejaba la Encuesta de Población Activa en el último trimestre de 2013 a un 16,74% que refleja al finalizar el primer trimestre de 2018. Eso supone que hoy hay dos millones de parados menos que los que había a finales de 2013. Y dos millones de personas más, produciendo en una economía como la nuestra, son muchas personas y muchos consumidores que pueden hacer que ciertos productos, como los alquileres, se disparen en las grandes ciudades.
Aún así, hace algo menos de un año que se empiezan a ver las cosas de otra manera. Es cierto que la economía aún presenta fuertes desequilibrios. Es cierto que los salarios aún no reflejan la nueva situación. Es cierto que el paro sigue siendo hoy elevado, no tanto como lo era hace un par de años pero muy elevado al fin y al cabo. Es cierto, finalmente, que la bolsa –al menos en España– no ha recuperado los valores que alcanzó hace una década.
Y sin embargo, hace algo menos de un año que yo, personalmente, comencé a ver las cosas de otra manera. A ver señales de peligro e incertidumbre donde otros solo ven crecimiento y solidez. A consecuencia de ello comencé a tomar una serie de medidas. La primera de ellas fue enviar un mensaje de precaución y cautela a mis clientes para evitar tener demasiados sustos. La segunda fue ajustar sus posiciones, de manera que estuvieramos preparados de cara a la nueva situación. Situación que no se ha acabado produciendo. Aún.
Y digo aún porque tenemos que ser conscientes que tan solo estamos hablando de cuando se producirá esa corrección. No estamos discutiendo sobre si la correción se producirá o no porque sobre eso no hay duda. Llegará tarde o temprano. Los ciclos económicos son inexorables. Como la muerte y los impuestos, que siempre llegan.
En ese sentido, ha habido en las últimas semanas una serie de datos que siguen apuntando a la posiblidad creciente de que los mercados sufran una correción importante en un futuro relativamente próximo. Hablemos sobre esos datos.
La chispa
Estaba viendo una presentación que comentaba las bodades de la renta variable cuando el ponente mostró un gráfico –reproducido a continuación– que comparaba la evolución del mercado de Renta Variable con la evolución del PIB mundial. Tiene toda la lógica que si las empresas producen más cosas –o cosas de mayor importe–, el valor de esas empresas se incremente.
Lo que no decía y para mi es igual de evidente, es que si bien el incremento del valor de las empresas no debe ser muy inferior al incremento del valor de lo que producen, tampoco debe ser muy superior. Y por las mismas razones pues si pagamos más, por empresas que no producen tanto más, estaremos pagando un sobreprecio que tarde o temprano se ajustará para reflejar la realidad.
Ya hablamos de esto hace casi un año. De cómo el valor de las empresas ha ido muy por encima del incremento de lo que han producido. Lo hice en esta entrada y usando, precisamente, el mismo gráfico para ilustrarlo.
Así que podríamos decir que estamos donde estábamos. Aunque en los últimos meses se han producido una serie de eventos adicionales que comentaré a continuación. No faltan voces que apuntan a una gran crisis económica prevista para 2019 ó 2020 que en mi opinión podría ser incluso antes.
La situación del desempleo en USA
Una de las principales indicadores para saber si estamos llegando al final del ciclo es el nivel de desempleo del país.
Cuando estamos inmersos en una crisis, se produce una destrucción de empleo que eleva este nivel. Conforme nos vamos adentrando en la recuperación, las empresas tienen cada vez más actividad y necesitan más gente. Eso hace que la tasa de desempleo vaya disminuyendo. Pero en paralelo hace que los salarios vayan subiendo. Y conforme nos acercamos al pleno empleo, más subirán los salarios pues dado que la oferta de trabajadores apenas si da para cubrir la demanda, las empresas estarán dispuestas a pagar más por el mismo trabajo. En caso contrario podrían no encontrar trabajadores.
¿Quiere eso decir que los aumentos salariales son malos? Pues no, en absoluto. Los aumentos en lo salarios son fantásticos para los trabajadores y son inocuos para las empresas si van acompañados de aumentos en la productividad.
En otras palabras. Si a mi me aumentan el sueldo porque yo consigo que mi empresa gane más, todos salimos ganando. Pero si me lo aumentan sin que yo sea más productivo, pues acabaré siendo más caro para mi empresa.
Esto, que a priori puede no parecer demasiado importante, pues resulta que guarda una correlación histórica muy importante con las crisis. Las crisis se producen cuando el paro baja por debajo de ciertos niveles y los salarios crecen por encima de ciertos otros. Y en Estados Unidos el paro es ya realmente bajo.
Precio del Petróleo
En los años 70, los economistas se dieron de bruces con un fenómeno desconocido hasta entonces y que consistía en una recesión acompañada de inflación de precios. Hasta entonces se creía que la inflación aparecía tan solo en momentos de elevado crecimiento económico. Cuando había crecimiento subía la demanda de productos y con ella subían los precios. La ley de la oferta y la demanda que todos conocemos.
Pues bien, sin entrar en más detalles, durante los últimos años se ha producido una bajada en el precio del petróleo que ha ayudado enormemente a controlar la inflación. O casi sería mejor decir que ha ayudado a evitar que ésta apareciera. Es cierto, no obstante, que en esta ocasión ha influido en la limitación de los precios tanto el bajo precio del petróleo como los incrementos de productividad debidos a otros factores (internet, comunicaciones, inteligencia artificial, etc).
Lo que quiero decir con todo esto es que la subida del precio del petróleo de los últimos meses, a pesar de haber quedado en niveles aceptables, contribuirá a normalizar el ciclo económico, de manera que será más difícil ver periodos de crecimiento sin inflación.
La inflación acabará trayendo subidas de tipos de interés –parece que bastante limitados inicialmente– y éstos a su vez ralentizarán la economía y harán bajar los precios tanto en los mercados de renta fija –por la subida de tipos de interñes–, como en los de renta variable –por la ralentización de la economía.
Guerra comercial
Las disputas entre USA y China por los acuerdos comerciales han captado buena parte de la atención de los medios de comunicación durante toda la primera mitad del año.
El problema es que las guerras comerciales acaban afectando de una manera muy profunda a la economía. Existe bastante unanimidad entre los economistas a la hora de valorar la Hawley-Smoot Tariff como una de las causas que agravaron los efectos de la gran depresión de 1929. La política del “Y yo más”, no parece que sea la más razonable para el progreso de la humanidad.
Al final, las políticas proteccionistas pueden acabar siendo un boomerang que se vuelva contra esa economía que se pretende proteger.
Al impedir, limitar, o simplemente encarecer las importaciones de otros productos, estás obligando a tus propias compañías a ser más caras y menos productivas de lo que eran antes, pues ahora se ha limitado la oferta de materias primas. Si queda alguna duda sobre los efectos que una reducción en la productividad puede tener sobre la situación de la economía, volved a leer el apartado que trata sobre el desempleo en USA.
La opinión de Warren Buffett
Tengo un conocido que se dedica profesionalmente a invertir su dinero y el de su familia. Es su actividad profesional. Y le va bastante bien. Es un ferviente seguidor de Warrent Buffett y cada año asiste a la conferencia de inversores que Berkshire Hathaway celebra en Omaha. Buffett comenzó a invertir en 1.950 con un capital inicial de 9.800 $ que ha convertido en más de 70.000.000.000 $. Sí, sí. Más de setenta mil millones de dólares… así que podemos concluir que de inversiones sabe algo.
Pues bien, hace unos días nos vimos con motivo de una partida de Mus y entre ‘solomillo’ y ‘solomillo’ me comentaba que en la conferencia de este año, Warren Buffet les había explicado que mantiene más tesorería que nunca porque no encuentra empresas a buen precio. Y hemos de tener en cuenta que nuestro éxito en los mercados de valores va a depender en gran medida del precio al que compremos. Una buena compañía solo es una buena compra si ésta se hace a un buen precio.
La alegría del mercado
Durante la burbuja tecnológica, como durante cualquier burbuja, la gente hacía inversiones basándose en expectativas futuras y no en los resultados ya contrastados. De esta manera se llegaban a pagar auténticas millonadas por empresas que no generaban beneficios pero que tenían un determinado número de visitas en sus páginas web, o de clicks en los links de las mismas. Había la sensación de que esas visitas y clicks se acabarían convirtiendo en ingresos por arte de birli birloque.
Más tarde, durante la burbuja inmobiliaria pasaba algo parecido y la gente se lanzaba a comprar inmuebles pensando en una futura revalorización sin tener realmente claro que sería lo que habría de traer esa revalorización.
Pues bien, salvando las distancias, empezamos a ver una cierta burbuja en las Start Up. Hay una fiebre por invertir en estas pequeñas compañías que arrancan y que en muchas ocasiones consiguen inversores por un importe mucho mayor de lo que sería razonable habida cuenta de sus ingresos/beneficios previos.
Es cierto que quien acierta al invertir en un de estas compañías puede acabar haciéndose de oro y multiplicando sus beneficios de manera exponencial. Pero también es cierto que muchas son las Start Up que se crean cada año y serán muy pocas las que lleguen a tener éxito.
Al final, según wikipedia, una burbuja especulativa es «una subida anormal, incontrolada y prolongada del precio de un activo o producto, de forma que dicho precio se aleja cada vez más del valor real o intrínseco del producto». Es decir, una subida del precio muy superior a lo que sería razonable teniendo en cuenta los beneficios. Aquí tenéis un artículo que habla de la relación entre los beneficios empresariales y el precio de la acción.
Este afán inversor se ha visto favorecido por la nula rentabilidad de los vehículos de ahorro tradicionales como los depósitos, por la aparición de plataformas de crowdfundig y por la entrada en el mercado de una ingente masa monetaria fruto de las políticas expansivas de la Reserva Federal primero, del Banco de Japón después y del Banco Central Europeo más adelante. Hay dinero en el sistema y cuando hay exceso de dinero hay que colocarlo en algún sitio. Y las promesas de futuras rentabilidades son tan jugosas que más de uno se ha dejado cegar por ellas. El problema vendrá cuando se acabe la fiesta. Y recordemos que la fiesta acabará.
Concluyendo
Es evidente que estamos cada vez más cerca de una caida de los mercados que puede afectar a nuestros ahorros e inversiones. Lo que os he expuesto es una serie de factores que indican que esa corrección puede llegar antes de lo que esperamos. Y sabiendo esto, pues no parece prudente marcharnos de vacaciones sin haber hecho previamente los deberes.
Deberes que no consisten en vender ahora nuestras posiciones a la espera de la caída, porque no sabemos cuando ocurrirá y podríamos perder días mágníficos en los mercados. Tan solo se trata de revisar que estamos invertidos de acuerdo con nuestro horizonte temporal y tomar las medidas adecuadas para poder aprovechar algunas de las oportunidades que se produzcan si llega a suceder. Ni más ni menos.
Cómo dice Warren Buffett, yo ya tengo los deberes hechos. ¿A qué esperas tú?