Desde estas líneas llevamos meses hablando de la recuperación económica. De como ésta estaba llegando y de la impresión que daba de haber llegado para quedarse.
Ahora Expansión nos muestra en este artículo diez indicadores que abundan en esa sensación. Diez indicadores que avalan el despegue. Ya no es solo el dato del PIB, el de empleo o la producción industrial, sino toda una serie de razones para sentirnos optimistas.
Siendo conscientes de la importancia de factores como el PIB y el número de ocupados, me gustaría, no obstante, llamar la atención sobre dos factores sobre los que se suele hablar menos y que me parecen especialmente relevantes para la recuperación.
Comercio al por menor
Un factor con una influencia nada desdeñable sobre el crecimiento económico se basa en la expectativa que los consumidores tienen sobre el futuro y si la economía irá bien o mal. Es como una profecía auto cumplida. Si la gente cree que las cosas van bien, entonces irán bien. Y viceversa.
Pues bien, la crisis actual ha sido una gran crisis de consumo. Todos pensábamos que las cosas irían fatal y así ha sido. Lo que ha llevado a la quiebra a gran parte del comercio del país.
En muchos lugares, el escenario es desolador. Con carteles de ‘Se alquila’ o ‘Se vende’ por doquier. Y no solo en áreas rurales o zonas poco pobladas. En la misma Diagonal de Barcelona hay tramos en los que no queda una tienda en pie.
Pues bien, esto está cambiando. El consumo se reactiva. Y lo que es mucho más importante. Se reactiva el consumo duradero.
Porque hay cosas que se posponen cuando hay crisis como cambiar la lavadora, la televisión o el coche pues requieren desembolsos importantes y a largo plazo en un momento en que tenemos dudas sobre el futuro.
Crédito al consumo
Recuerdo que un argumento recurrente cuando comenzó la crisis era la falta de crédito. Tanto a empresas como a consumidores.
Por lo que se refiere a las empresas, nunca he estado demasiado de acuerdo con ello.
Es cierto que las empresas necesitan acceso a la financiación para crecer, pero no es menos cierto que la contracción de la cifra de negocio debería liberar recursos. Por lo que en momentos de contracción de negocio, la falta de financiación no debería ser tan grave. Otra cosa es intentar mantenerse a flote con los créditos en lugar de hacerlo con lo que genera nuestro negocio. Que es lo que pasaba en muchos de los casos.
La contracción del crédito al consumo se debía, entre otras cosas, al clima de desconfianza en la capacidad para devolver el importe prestado.
La situación actual, lo que nos dice es que la confianza de las entidades financieras en la capacidad de pago de los consumidores está creciendo.
Y también crece la confianza de los consumidores en sus propia capacidad para devolver los importes adeudados, lo que les está llevando a realizar las compras de bienes de cierta duración que veíamos en el punto anterior y a financiarlas.
Y todo ello como decíamos, sin perjuicio de la importancia, para nada despreciable, de los otros ocho aspectos.