Hemos ido viendo durante todo el mes distintas noticias en las que se habla de la necesidad de que el BCE se ponga las pilas y combata con energía la situación de precios actual.
Este artículo de Cecilio Moral que encabeza la página es tan solo uno de los tantos y tantos que hemos podido ir viendo durante el mes en los que se aborda este tema.
Y como es un tema de tanta importancia, a mitad de mes me acerqué a la conferencia que sobre este tema daban los profesores de Esade Palau y Comajuncosa, a ver si con ellos conseguía aportar alguna luz adicional a todo lo escrito. Y pude. Vaya si pude.
En primer lugar y como bien apuntaba Jesús Palau, este año ya es imposible que entremos en deflación. Pero ello es debido a que para estar en deflación técnica –según definición del FMI– se necesitan dos semestres consecutivos de bajada generalizada del nivel de precios. Y como ya estamos en Marzo, pues el 2014 lo hemos salvado.
En segundo lugar, hacían el análisis típico que hemos visto en todos los periódicos sobre el efecto que la deflación tiene sobre los márgenes de venta y la decisión de compra de empresas y familias –que se pospone esperando precios menores. Pero además, para ellos, lo más importante es la manera en que se agrava la deuda de empresas y familias.
No en vano, si contratas un préstamo y los precios van subiendo, cada vez te es más fácil devolverlo. Dicho de otra forma, la cuota de la hipoteca de hace diez años la veíamos más cara hace diez años que ahora.
Pero ¿Que pasa si juntamos exceso de endeudamiento con deflación? Pues que tenemos un problema porque sin hacer nada, el valor real de la cuota va aumentando año a año.
En España la deuda pública asciende a 55.000 € por hogar por un lado. Ahí es nada.
Así que de ahí la importancia de que el BCE se involucre en atajar la inflación por que en mi opinión, si llegamos a entrar en deflación, más nos vale tener más ahorros, que serán cada vez mayores, y menos deudas, que también lo serán.
Trackbacks/Pingbacks